Hola Odracir,
El crujir de una rama de brezo le trajo el olor de la excitación que llevaba prendido el viento, y el cervatillo, con sus ojos saltones, oscuros y vidriosos, supo que debía correr sin mirar atrás…
El pasado día 22 de octubre, comenzó la nueva andadura del Aula de Ciudadanía. Los nuevos responsables (Rafa Benítez y Nico), bajo el apadrinamiento de Pepe Jordán, van a apostar por un enfoque más cultural en los encuentros (arte, literatura, patrimonio, etc.). Tal vez, desde una perspectiva más socio-cultural, uno de los conceptos claves para entender estas primeras décadas del siglo XXI, sea el de “Identidad”. Como, a veces, hemos tratado de destacar.
Concepto, escurridizo, polisémico y siempre ambiguo, la Identidad es el elemento central en el análisis que nos propone uno de los politólogos más influyentes de final de siglo pasado. Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento, de Francis Fukuyama. Partiendo de como las nuevas exigencias en países democráticos es un mayor grado de protección, las llamadas políticas de igualdad. Los grupos más marginales, inmigrantes, mujeres, y comunidad LGTB, etc. Serían los que actuarían en el escenario socio-político a través de formas de articulación comunitario y cultural. El Aula de Ciudadanía de Llíria, como escenario de demandas comunitarias y preocupaciones sociales sería una “vieja-nueva” fórmula de tratar de buscar respuestas a la modernidad líquida actual.
¿Quién no anhelaría vivir con la misma libertad con la que lo hace el Orlando de V. Woolf? ¿A quién no le gustaría transitar por siglos y acumular experiencias, sin trabas sociales, sexuales o de prejuicios? Pero, como comunidad (como han sido todas las comunidades sociales desde que el mundo es mundo…), debemos permanecer críticos con nosotros mismos.
…el corazón joven del cervatillo, estaba alcanzando el ritmo máximo que sus lánguidas y fibrosas extremidades le podían permitir, el sudor se había convertido en espuma en sus cuartos traseros, la extenuación le había dejado ya sin resuello posible, y olor del peligro no estaba dispuesto a ceder. Tras el claro de los magnolios centenarios, el precipicio escarpado tallado en las rocas era su único camino. Cogió impulso y con su último aliento, concentró toda su sangre y saltó…y Artemisa conmovida, lo redimió. ¿Hasta cuanto los Dioses seguirán exigiendo sacrificios cruentos para vanas purificaciones?


